La geopolítica sigue sin definiciones concretas. Las tensiones entre Estados Unidos y China, el conflicto persistente entre Rusia y Ucrania, y la reciente escalada entre Irán e Israel agregan capas de incertidumbre que empujan a los inversores hacia el oro.

Algunos analistas ya lo llaman el “índice del miedo”, porque sube cuando todo lo demás tiembla. Otros señalan que, si bien el oro no rinde intereses ni dividendos, su estabilidad lo convierte en un seguro frente a las turbulencias globales.

En este contexto, seguir el precio del oro ya no es una obsesión de economistas o brokers: es parte de entender hacia dónde va el mundo para poder tomar decisiones de inversión informadas. Y en América latina, donde los vaivenes financieros suelen pegar más fuerte, ver el precio del oro en tiempo real puede ser una brújula tan útil como mirar los mercados cambiarios. Las decisiones de ahorro, inversión e incluso política monetaria pueden verse influenciadas por el valor que este metal alcance.

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