Elon Musk, Sam Altman y una ola de visionarios tecnológicos están invirtiendo miles de millones en interfaces cerebro-computadora (BCI). Su ambición va mucho más allá de los avances médicos: están compitiendo por poseer la próxima plataforma digital: el puente neural entre el pensamiento humano y la tecnología.

La Puerta Neural hacia el Futuro

Musk ya está remodelando el mundo con cohetes, vehículos eléctricos, inteligencia artificial y robots humanoides. Altman lidera una de las empresas de IA más influyentes del planeta. Ahora ambos ven su próxima frontera donde la conciencia humana se encuentra con el reino digital.

Para ellos, el BCI no es solo un dispositivo médico, sino una puerta de enlace estratégica. Quien controle esta interfaz podría dictar un día cómo los humanos interactúan con las máquinas.

Musk fundó Neuralink en 2016, argumentando que fusionarse con las máquinas podría ser la única forma de mantenerse al día con la inteligencia artificial. La compañía recientemente recaudó 650 millones de dólares y ya ha implantado dispositivos en cinco pacientes, siendo el primero capaz de navegar por internet y controlar un cursor solo con el pensamiento.

Los ensayos se están expandiendo a trastornos del habla y restauración de la visión. Musk sigue enmarcando el BCI no solo como una herramienta terapéutica, sino como un salvaguarda para la humanidad en un futuro impulsado por la IA.

Altman y Merge Labs

Altman cofundó Merge Labs, buscando 250 millones de dólares en financiamiento a una posible valoración de 850 millones de dólares. Mientras Musk apuesta por implantes invasivos, Merge está explorando soluciones de BCI no invasivas — otro camino para vincular a los humanos con sistemas digitales.

Otros patrocinadores multimillonarios

El círculo se extiende más. El biohacker Bryan Johnson invirtió 100 millones de dólares en Kernel en 2016, construyendo plataformas de neurotecnología para medir la actividad cerebral. Los patrocinadores de Neuralink también incluyen el Founders Fund de Peter Thiel, lo que indica que Silicon Valley ve el BCI como la próxima capa de infraestructura tecnológica.

La espada de doble filo de la participación de multimillonarios

Los expertos argumentan que el capital de los multimillonarios aporta velocidad y visibilidad al sector, pero también riesgos de sobreprometer y concentrar poder. Si una sola empresa controla la infraestructura y los datos, efectivamente tiene las “claves de los pensamientos humanos” — una perspectiva inquietante tanto para la ética como para la ciencia.

Entre la visión y la realidad

Por ahora, la realidad del BCI es mucho más modesta: hardware frágil, señales irregulares y sistemas lejos de la verdadera “lectura de pensamientos”. Empresas como Synchron e Inbrain están avanzando en programas piloto, con Inbrain obteniendo la designación de “dispositivo innovador” por parte de la FDA. Sin embargo, la adopción masiva aún está lejana.

¿Qué está en juego?

  • Para los pacientes, el BCI representa esperanza: la oportunidad de restaurar habilidades perdidas.

  • Para los multimillonarios, es una plataforma estratégica, donde controlar la interfaz significa controlar las reglas de cómo los pensamientos se convierten en datos.

Esta no es solo una carrera de tecnología, sino una batalla de visiones: para decidir quién definirá la futura relación entre humanos y máquinas.


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