#TrumpVsMusk Cuando Elon Musk anunció recientemente que se estaba alejando de la política, los inversores creyeron que esto podría significar el regreso de la atención del multimillonario a las muchas empresas de tecnología que administra.

Pero el enfrentamiento explosivo con el presidente Donald Trump en los últimos días sugiere que el cambio de prioridades de Musk puede no ser exactamente el alivio que esperaban.

En lugar de que Musk se alejara un poco de los ojos del público y se concentrara en impulsar las ganancias de Tesla y de sus otras empresas, ahora se enfrenta a una amenaza de boicot por parte de uno de sus principales clientes, el gobierno de Trump.

Las acciones de Tesla cayeron en picada el jueves (05/06) — cayendo un 14% — mientras Musk vociferaba contra Trump en X, su red social.

Las acciones se recuperaron un poco este viernes (06/06), después de algunos indicios de que los ánimos estaban enfriándose.

Aun así, para los inversores y analistas que, durante meses, dejaron claro que querían a Musk lejos del celular y de vuelta al trabajo, la situación está lejos de ser ideal.

Tesla: 'Están muy atrasados'

Algunos, sin embargo, argumentan que los problemas con los negocios de Musk son mucho más profundos que esta disputa con el republicano.

Para la periodista veterana de tecnología Kara Swisher, esto es especialmente cierto para Tesla.

"Tesla ha terminado", resumió ella a la BBC durante el evento San Francisco Media Summit, a principios de esta semana.

"Era un gran fabricante de automóviles. Podrían competir en el segmento de robotaxis autónomos, pero están muy atrasados."

Tesla ha estado tratando de alcanzar a la rival Waymo, propiedad de Alphabet, controladora de Google.

Los robotaxis autónomos Waymo han estado recorriendo las calles de San Francisco, EE.UU., durante años — y ahora operan en varias otras ciudades.

Este mes, Musk debe supervisar el lanzamiento de un lote de robotaxis autónomos de Tesla en Austin, Texas.

Publicó en X la semana pasada que el fabricante estaba probando el Model Y sin conductores a bordo.

"Creo que el 90% del valor futuro de Tesla será autónomo y robótico", dijo Dan Ives, analista de la consultora Wedbush Securities, a la BBC esta semana, añadiendo que el lanzamiento en Austin sería "un parteaguas".

"La primera tarea es garantizar que el proyecto tenga un inicio fenomenal."

Pero, con la atención de Musk dividida, las posibilidades de éxito del proyecto parecen más remotas.

Y hay algo más a considerar: la propia motivación de Musk.

Últimamente, el debate en Silicon Valley se centra menos en si Musk podrá revertir la situación y más en si realmente le importa.

"Él es una persona realmente poderosa cuando se concentra en algo", dice Ross Gerber, presidente y director de la consultora Gerber Kawasaki Wealth and Investment Management.

"Antes, se trataba de demostrar al mundo que fabricaría vehículos eléctricos — una tecnología que nadie más podía hacer. Se trataba de demostrar que podía fabricar cohetes. Tenía mucho que demostrar."

Inversor de larga data de Tesla, Gerber se desanimó y ha estado reduciendo sus inversiones desde la incursión de Musk en la política de derecha.

Describió el jueves como un "día extremadamente doloroso".

"Es la cosa más idiota que podrías hacer: pensar que tienes más poder que el presidente de los Estados Unidos", dijo Gerber, refiriéndose a los comentarios de Musk contra Trump en las redes sociales.

La BBC se puso en contacto con X, Tesla y SpaceX para obtener una declaración en nombre de Musk, pero no obtuvo respuesta.

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Más obstáculos para Tesla

Antes del enemigo Donald Trump, Musk ya enfrentaba otro en las redes sociales y en las calles: protestas, apodadas #TeslaTakedown (algo como "Derribar a Tesla" o "Caída de Tesla"), que ocurren en todo el país todos los fines de semana desde que Trump asumió el cargo.

En abril, Tesla reportó una caída del 20% en las ventas de automóviles en el primer trimestre. Las ganancias cayeron más del 70%, y el precio de las acciones también.

"Él no debería estar decidiendo el destino de nuestra democracia desmantelando nuestro gobierno poco a poco. No está bien", me dijo la manifestante Linda Koistinen en una protesta en febrero, frente a un concesionario Tesla en Berkeley, California.

Joan Donovan, una investigadora que estudia redes de desinformación, ayudó a organizar la campaña #TeslaTakedown en las redes sociales.

"En última instancia, no se trata de la tecnología o de la corporación Tesla", señala Donovan.

"Se trata de cómo las acciones de Tesla se han utilizado como arma contra las personas, colocando a Musk en una posición de enorme poder sin ninguna transparencia."

Otro aspecto del imperio de Musk que despierta la ira de sus críticos es X, la red social antes conocida como Twitter.

"Compró Twitter para tener influencia y alcanzar, en un abrir y cerrar de ojos, a cientos de millones de personas", afirma Donovan.

Marca personal

Hay, sin embargo, otra posibilidad.

¿Podría el desacuerdo de Musk con Trump ayudar a rehabilitar al multimillonario entre las personas que comenzaron a rechazarlo por su cercanía con el republicano?

Patrick Moorhead, analista jefe de la consultora Moor Insights & Strategy, cree que sí.

"Somos un país muy tolerante", afirma Moorhead.

"Estas cosas llevan tiempo", reconoce, pero "no es inédito".

Swisher trae como ejemplo al cofundador de Microsoft, Bill Gates.

Hace más de dos décadas, dice la periodista, Gates era considerado "el Darth Vader [villano de Star Wars] de Silicon Valley" debido a su personalidad "arrogante y ruda".

Hoy, en general, Gates ha recuperado fuertemente su imagen.

"Él aprendió. Creció. Las personas pueden cambiar", analiza Swisher, ponderando, sin embargo, que Musk está "claramente perturbado".

Salida por el espacio

El problema para Musk es que su futuro y el de sus empresas no depende solo de lo que él haga, sino también de las decisiones de Trump.

Y aunque Trump necesitó a Musk en el pasado, principalmente para financiar su campaña electoral, no está tan claro si lo necesita ahora.

Noah Smith, autor del blog Noahpinion Substack, evalúa que la incursión altamente lucrativa de Trump en criptomonedas — por más indecorosa que haya sido — puede haberlo liberado de la dependencia de Musk.

"Mi suposición es que esto se hizo para que pudiera deshacerse de Elon Musk", afirma Smith.

En el comentario más amenazador del jueves, Trump sugirió cortar los contratos gubernamentales con las empresas de Musk, que tienen un valor estimado de 38 mil millones de dólares.

Una parte significativa de eso va a la empresa espacial SpaceX — lo que aparentemente amenaza su futuro.

Sin embargo, la advertencia de Trump puede ser un poco más vacía de lo que parece.

Esto porque la nave espacial Dragon, de SpaceX, transporta personas y cargas a la Estación Espacial Internacional, donde tres astronautas de la NASA, la agencia espacial estadounidense, están actualmente asignados.

Esto muestra que SpaceX se ha entrelazado tanto en el aparato espacial y de seguridad nacional de EE.UU. que la amenaza de Trump puede ser difícil de concretar.

Alguien podría argumentar de manera similar sobre la empresa de satélites de internet de Musk, Starlink.

Encontrar una alternativa a ella puede ser más fácil en teoría que en la práctica.

Pero, si hay límites a lo que Trump puede hacer, lo mismo se aplica a Musk.

En medio de su discusión con el presidente, amenazó con desactivar la Dragon, pero no pasó mucho tiempo antes de retractarse.

Respondiendo a la sugerencia de un usuario de X para que "se calmara", Musk escribió: "Buen consejo. Ok, no desactivaremos la Dragon."

Está claro que la amistad entre Musk y Trump ha terminado. Es menos seguro que la dependencia mutua haya llegado a su fin.

Sea cual sea el futuro de los negocios de Musk, parece que Trump — y las decisiones de su gobierno — seguirán teniendo una gran influencia en ellos.