Según Odaily, Malasia ha experimentado un aumento del 300% en los casos de robo de electricidad desde 2018 hasta 2024, impulsado principalmente por actividades de minería de criptomonedas ilegales. Aunque la minería de criptomonedas no está prohibida en Malasia, manipular instalaciones eléctricas es un delito grave. Los infractores enfrentan penas de hasta 1 millón de ringgit (aproximadamente $232,720.50) y una pena máxima de prisión de 10 años.