Energía, soberanía digital y alianzas estratégicas al más alto nivel
Latinoamérica está siendo testigo de un giro geopolítico y criptoeconómico sin precedentes, y Venezuela quiere liderarlo.
Durante la reciente Cumbre BRICS+ celebrada en Rusia, el presidente Nicolás Maduro sorprendió con acuerdos energéticos clave y una postura firme a favor de la multipolaridad financiera y tecnológica, con especial énfasis en el uso de activos digitales y monedas emergentes para el comercio internacional.
En un contexto global cada vez más hostil al dólar y con una creciente fatiga por las sanciones, Caracas apuesta por la integración energética con potencias como China, Rusia e Irán, fortaleciendo alianzas que ya no se negocian en bancos tradicionales, sino en plataformas blockchain y esquemas de monedas digitales soberanas.
¿Por qué esto importa al ecosistema cripto latino?
Porque mientras la regulación occidental se endurece, los BRICS+ buscan alternativas donde Bitcoin, stablecoins y sistemas DeFi soberanos son parte de la conversación estratégica. Y Venezuela, con su historial de avances cripto—como el Petro (actualmente en deshueso, pero con reservas acumuladas por el resiente descubrimiento de corrupción) la adopción institucional de minería y billeteras estatales—entra como actor con experiencia.
Las señales son claras:
Se habla de un sistema de pagos BRICS en monedas locales y criptoactivos.
Se mencionan acuerdos para inversión energética vía contratos inteligentes.
Se proyecta una integración latinoamericana más fuerte con apoyo tecnológico y financiero alternativo.
Venezuela no solo quiere vender petróleo, quiere ser parte de la nueva arquitectura financiera descentralizada que está emergiendo desde el Sur Global. Y esta vez, lo hace desde la primera fila.