A medida que el mercado de activos digitales madura, los reguladores de todo el mundo comienzan a reconocer que tratar todas las criptomonedas de la misma manera podría ser un error estratégico.
En 2025, el debate global sobre la regulación cripto entra en una nueva etapa: separar las stablecoins —activos vinculados a monedas fiduciarias— de las altcoins —tokens de utilidad o de función especulativa—.
Esta división no es solo técnica: refleja diferentes niveles de riesgo, impacto económico y objetivos regulatorios. Y es exactamente sobre esta evolución que vamos a profundizar.
¿Por qué separar stablecoins de las demás criptomonedas?
Las stablecoins, por definición, son tokens cuyo valor se mantiene estable en relación a un activo de referencia, como el dólar. Esto las convierte en instrumentos con implicaciones directas en la política monetaria, la estabilidad financiera y los sistemas de pagos.
Gobiernos y bancos centrales han expresado crecientes preocupaciones, especialmente cuando emisores privados de stablecoins alcanzan una escala global significativa.
En Estados Unidos, la disputa es intensa:
Bancos tradicionales como Bank of America, Fidelity y Goldman Sachs defienden que solo entidades financieras reguladas puedan emitir stablecoins.Por otro lado, empresas cripto como Tether (USDT) y Circle (USDC) defienden un enfoque más abierto, priorizando innovación e inclusión.
El debate llegó al Congreso estadounidense, donde se discuten proyectos de ley que exigirían respaldo 1:1 en activos líquidos y seguros.
Circle apoya regulaciones estrictas; Tether advirtió que podría retirar
USDT del mercado estadounidense si las normas se vuelven inviables operativamente.
El rol de los bancos centrales y el caso de Latinoamérica
En Latinoamérica, la regulación de stablecoins está ganando cada vez más atención. En Brasil, el Banco Central ya ha establecido que la regulación de stablecoins será una de sus prioridades en 2025, con énfasis en la gobernanza y la transparencia de reservas.
En México, la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV) sigue de cerca la adopción de criptoactivos y se espera que avance hacia una regulación más clara de las stablecoins.
Mientras tanto, en Colombia, la regulación de criptomonedas está evolucionando, pero aún falta definir un marco normativo claro para las stablecoins. La creciente demanda por estos activos en toda la región pone presión sobre los reguladores para establecer reglas que aseguren la protección al consumidor y la estabilidad financiera.
Europa, Singapur y el modelo MiCA
En Europa, el reglamento MiCA (Markets in Crypto-Assets) ya adopta esta segmentación:
E-money tokens (stablecoins)Utility tokensAsset-referenced tokens
Cada categoría tiene requisitos específicos de licencia, informes y supervisión. Los emisores de stablecoins deben obtener autorización previa, mantener reservas auditables y cumplir con estrictas reglas de transparencia.
Singapur, uno de los polos de innovación blockchain en Asia, sigue un camino similar a través de la Autoridad Monetaria de Singapur (MAS), diferenciando entre stablecoins, security tokens y utility tokens, creando así un ambiente regulatorio claro y atractivo para proyectos serios.
El desafío de los tokens híbridos
A pesar de estos avances, un desafío persiste: los tokens híbridos.
Cada vez más proyectos lanzan activos que combinan funciones de stablecoin, utilidad y derecho financiero.
Por ejemplo, protocolos
DeFi que emiten tokens de gobernanza con liquidez vinculada a activos reales.
Los reguladores están empezando a trabajar en marcos más flexibles, donde no importa solo la estructura formal del token, sino su función económica predominante.
Impactos de regular stablecoins y altcoins por separado
La separación regulatoria es vista positivamente por buena parte de la industria:
Reduce riesgos sistémicos.Facilita la operación de proyectos legítimos.Complica la proliferación de fraudes.
Sin embargo, implica costos de cumplimiento más altos, sobre todo para pequeños emisores que deberán ajustar su estructura legal y operativa.
Para inversores, los efectos pueden ser favorables en el mediano plazo, con mayor confianza institucional y previsibilidad legal.
Eso sí: tokens que operan en zonas grises podrían perder terreno o migrar hacia plataformas más descentralizadas y menos reguladas.
Caminos hacia una regulación más eficiente
La tendencia global apunta hacia un modelo de regulación basado en riesgos:
Stablecoins (por su impacto potencial en el sistema financiero) estarán sujetas a requisitos más estrictos.Altcoins (con usos limitados a plataformas específicas) operarán bajo regímenes más livianos.
Separar las categorías de activos según su función y riesgo no solo es lógico, sino indispensable para diseñar normas eficientes.
Pero el desafío es enorme: requiere coordinación entre bancos centrales, entidades de valores, legisladores y, sobre todo, un diálogo constante con el sector privado.
Regulación: un paso clave para la madurez cripto
Aunque pueda parecer complejo, este avance marca una nueva etapa de madurez para la cripto-economía.
Un mercado que alguna vez fue visto como terreno exclusivo de entusiastas, hoy despierta interés creciente de agentes institucionales.
Y para que eso continúe, la regulación es imprescindible. El futuro del ecosistema depende de encontrar el equilibrio entre seguridad y fomento de la innovación.
Reconocer que stablecoins y
altcoins no son —ni deberían ser— tratadas de la misma forma es, simplemente, el primer paso.
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