Cada célula de nuestro cuerpo encierra en su núcleo una estructura molecular asombrosa: el ADN. Esta cadena, enrollada miles de veces para caber en un espacio microscópico, mide cerca de 2 metros si se extiende completamente. Ahora bien, considerando que el cuerpo humano posee alrededor de 37 billones de células, la longitud total del ADN contenido en una sola persona supera los 74 mil millones de kilómetros.

Para ponerlo en perspectiva, esa distancia permitiría ir del Sol a Plutón y regresar más de 7 veces. A pesar de que este cálculo suele redondearse a "100 mil millones de kilómetros" por su impacto, la cifra real ya es suficientemente colosal por sí sola.

Esta extraordinaria extensión del ADN no solo evidencia la complejidad de la vida, sino que también nos recuerda algo fascinante: llevamos dentro de nosotros una vasta biblioteca molecular, tan extensa que, en términos de longitud, rivaliza con distancias del sistema solar.

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