Las imágenes no mienten: Las carreteras que salen de Teherán están completamente colapsadas, con miles de personas huyendo despavoridas tras los intensos bombardeos de Israel sobre objetivos militares e infraestructuras clave. La gente no solo corre por miedo… temen que los misiles alcancen incluso las autopistas por donde escapan.
Un residente contó que un trayecto de 2 horas tomó hasta 10,
por la congestión, los bloqueos y el temor constante.
La situación escaló tanto que Donald Trump publicó en redes sociales que todos deben evacuar Teherán “inmediatamente”, mientras gobiernos y embajadas retiraban a su personal de manera urgente.
En medio del caos, los más vulnerables siempre son los mismos: los niños.
Los que no entienden por qué hay explosiones,
por qué su papá maneja con desesperación,
o por qué su mamá llora mientras empaca maletas a toda prisa.
Muchos de ellos esta noche no tendrán cama,
ni escuela mañana…
ni garantías de regresar a casa.
Por eso hoy, más allá de la política, hagamos una oración sencilla:
Señor, cuida a cada niño atrapado en medio de esta guerra.
Protégelos con tu paz.
Cúbrelos con tu amor.
Y llévalos a un lugar seguro… donde no tengan que volver a tener miedo.
Amén.
Esto no es solo una noticia de otro lugar.
Esto es una señal de alarma mundial.
Comparte esta nota con quienes creen que el conflicto está lejos…
Porque cuando los niños tienen miedo,
el mundo entero debería detenerse a mirar.