Después del furor de los juegos Play-to-Earn (P2E) entre 2021 y 2023, el mercado de GameFi pasó por un proceso inevitable de maduración. Muchos títulos que surgieron al calor del hype no lograron sostener sus economías ni ofrecer una experiencia de juego realmente atractiva.
El resultado fue predecible: colapso de tokens, comunidades abandonadas y una fuerte pérdida de confianza por parte de jugadores e inversores. Sin embargo, como ocurre en todo ciclo de innovación, también surgieron aprendizajes clave. Y en 2025, esos aprendizajes están dando forma a una nueva generación de proyectos cripto-gaming mucho más robustos.
A esta nueva etapa se la conoce como GameFi 2.0: propuestas centradas en la jugabilidad, en la retención de jugadores y en modelos económicos más sostenibles. En este artículo, exploramos en qué se diferencian de sus antecesores, qué juegos están destacándose y si finalmente el mundo gamer tradicional adoptará esta vertiente blockchain.
Qué fue (y qué falló) en la primera ola P2E
La primera ola de juegos Play-to-Earn se basó principalmente en recompensas monetarias directas. Títulos como
Axie Infinity o Bomb Crypto se volvieron populares por permitir ganar tokens al cumplir tareas repetitivas, como batallas contra bots o recolección de ítems.
Este modelo atrajo a una enorme base de jugadores —muchos de ellos en países emergentes como Argentina, Venezuela, Filipinas o Brasil— motivados más por el retorno económico que por el entretenimiento.
El problema: estos ecosistemas eran frágiles y dependían del ingreso constante de nuevos usuarios. Al desacelerarse la entrada de jugadores (algo inevitable), la oferta de tokens creció sin control. Sin mecanismos de quema ni reinversión, los precios colapsaron.
A eso se sumaba una jugabilidad limitada, sin profundidad o narrativa envolvente. Una vez que el incentivo monetario se agotaba, la mayoría abandonaba el juego. El colapso fue total: tokens devaluados, comunidades vacías y modelos insostenibles.
La gran lección: las recompensas financieras no reemplazan a un buen juego con fundamentos sólidos.
Qué cambia con GameFi 2.0
GameFi 2.0 nace como una respuesta directa a las fallas del ciclo anterior. En lugar de enfocarse solo en “ganar y retirar”, esta nueva fase apuesta por equilibrar los pilares del ecosistema gamer: jugabilidad de calidad, economía sustentable y comunidad participativa.
Una diferencia clave es la transición de Play-to-Earn a Play-and-Earn. Es decir, el jugador aún puede
ganar, pero el eje central vuelve a ser el juego en sí: divertido, desafiante, con progresión significativa.
Títulos como Big Time, Illuvium y Pixels ilustran esta nueva ola: gráficos potentes, mundos expansivos, dinámicas propias de juegos AAA que conectan con el público gamer más allá del mundo cripto.
Otro cambio importante está en el diseño económico. En lugar de repartir tokens diariamente en grandes volúmenes, muchos proyectos aplican modelos deflacionarios, recompensas dinámicas y sistemas de doble token: uno para el uso dentro del juego, otro para gobernanza.
Además, GameFi 2.0 incorpora prácticas DeFi como staking, pools de liquidez y reinversión, que incentivan a mantener activos en el ecosistema. También vemos NFTs con utilidad real (tierras, skins, armas únicas) y participación directa de la comunidad en la evolución del juego.
En resumen: esta nueva etapa prioriza la experiencia y la sostenibilidad. Si antes el público era mayormente especulador, hoy hay una clara apuesta por jugadores que valoran historia, mecánicas y una economía que tenga sentido más allá del hype.
Juegos prometedores en 2025
Algunos proyectos que simbolizan el avance del GameFi 2.0 son:
Illuvium: RPG de mundo abierto con gráficos AAA, exploración, batallas y recompensas ligadas al staking y torneos. Controla la inflación del token con un sistema bien estructurado.Big Time: mezcla de RPG y recolección de
NFTs con utilidad. Sistema robusto de crafteo, economía interna bien pensada y foco en la experiencia del jugador.
Pixelmon Reforged: luego de un lanzamiento polémico, el proyecto fue reestructurado con foco en gameplay, gobernanza comunitaria y desarrollo activo.
Estos juegos demuestran que se puede combinar entretenimiento con valor económico real. Y marcan el camino hacia un GameFi más maduro.
¿Y los gamers tradicionales?
Una barrera clave ha sido el rechazo de los gamers tradicionales, que veían los juegos cripto como “pay-to-win” o títulos de baja calidad. Pero los nuevos proyectos están cambiando esa percepción con experiencias inmersivas, gráficos avanzados y mecánicas comparables a juegos de Steam o consolas.
También se está reduciendo la complejidad técnica: wallets custodiadas, pagos con tarjeta, logins simplificados e integración con marketplaces más accesibles. Así, el jugador promedio puede entrar en Web3 sin siquiera notar que está usando blockchain.
¿Todavía es posible ganar dinero con GameFi?
Sí, pero con otro enfoque. Ya no se trata de “jugar por jugar y sacar tokens rápido”. La rentabilidad hoy viene de economías sostenibles, NFTs con valor real, participación en DAOs y métricas basadas en habilidad o tiempo jugado.
Los proyectos de GameFi 2.0 requieren análisis: entender la economía del juego, revisar el equipo, el roadmap y el volumen real de jugadores activos. El nivel de profesionalización subió, y el mercado también lo exige.
¿El GameFi 2.0 llegó para quedarse?
Lo que vemos en 2025 es una reconfiguración total del sector. La euforia quedó atrás, y lo que avanza son proyectos sólidos, centrados en experiencia de usuario y viabilidad económica.
Aún hay desafíos: regulación, percepción negativa de los NFTs, y competencia feroz con títulos tradicionales. Pero quien supere estas barreras estará al frente de uno de los sectores más prometedores de la Web3.
¿Y tú? ¿Ya tienes algún proyecto GameFi 2.0 en tu portafolio?
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