Criptomonedas 6 años: de perder 300,000 a llorar, ¡con 3 reglas de hierro logré llegar a 6 cifras!
Familia, déjenme ser sincero
Hace 6 años entré al mundo de las criptomonedas con el sueño de duplicar mi dinero en tres días, lleno de fantasías de riqueza fácil.
¿Y qué pasó?
Invertí 300,000 y en pocas semanas solo me quedaron 100,000.
Mirando esa línea K de color rojo sangre, me quedé aturdido, esa noche apagué la pantalla, con el dedo suspendido sobre el botón de desinstalar la aplicación, solo pensaba: ¡está muerto!
En ese momento, siempre creía que la siguiente ola me haría recuperar, pero cada vez que aumentaba mi inversión era como saltar a un pozo, cada vez más profundo.
Luego finalmente entendí: en el mundo de las criptomonedas, lo que mata no es el mercado, ¡es nuestra adicción al juego!
Me forcé a ser frío y a tratar el mundo de las criptomonedas como algo serio, no como un casino.
Desde ese día, establecí tres reglas de hierro:
1️⃣ ¡Nunca estar completamente invertido!
Siempre deja una salida, si el mercado no va bien, corta de inmediato, ¡nunca aguantes a la fuerza!
2️⃣ ¡No hagas predicciones ciegas!
Nadie puede ver el mercado con claridad, solo atrapa el 20% de las oportunidades con más probabilidades.
3️⃣ ¡No seas codicioso!
Si ganas, corre, asegurar las ganancias es más confiable que cualquier fantasía.
Con estas tres reglas, comencé de unos pocos miles de U y lentamente acumulé hasta decenas de miles, ahora mi cuenta finalmente ha superado las 6 cifras.
En estos años he visto a demasiados perder todo y salir, también he visto a muchos morir esperando la siguiente ola.
Hablando en serio, los que sobreviven en el mundo de las criptomonedas no son los más inteligentes, ¡son los más estables!
Mirando hacia atrás, la pérdida de 300,000 resultó ser mi lección más valiosa.
Me enseñó a gestionar el riesgo, a dejar de ser impaciente, y también entendí: el mundo de las criptomonedas no es un lugar para hacerse rico por suerte, es un campo de batalla donde se sobrevive con autodisciplina.
Finalmente lo logré, ¿y tú?
¿Quieres seguir siendo una víctima o estás listo para ser el que ríe al final?