Comenzó de manera tranquila: un acuerdo bilateral en yuanes aquí, un ajuste en la línea de intercambio allí, un corredor de pagos en blockchain probado en un país socio. La mayoría de los observadores del mercado asintieron educadamente "interesante, pero incremental." Pero en el último año, los movimientos de China han escalado. Lo que antes parecía ajustes auxiliares a la arquitectura financiera ahora se asemeja a un movimiento de apertura coordinado en una nueva era monetaria.

La narrativa de que un orden mundial centrado en el dólar es inquebrantable está siendo desafiada en tiempo real — no con fuegos artificiales o protestas ruidosas, sino a través de la plomería de pagos, liquidaciones y política estatal. La pregunta es: ¿estamos presenciando el lanzamiento suave de un nuevo orden financiero?

China ahora está empujando sistemáticamente su moneda — el yuan (o renminbi, RMB) — en los engranajes del comercio y las finanzas internacionales. Eso implica no solo retórica o ambición, sino infraestructura sólida: una moneda digital nacional (e-CNY), rieles de pago transfronterizos, miles de relaciones de banca corresponsal y el diseño institucional para unirlas. En resumen: China está construyendo los rieles de un sistema financiero global paralelo — y las señales son cada vez más fuertes.

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La columna vertebral: Infraestructura que no depende de dólares

Para entender cuán profundo podría ser este cambio, necesitamos mirar bajo el capó — en la infraestructura que China está erigiendo para apoyar el comercio y las finanzas basadas en yuanes.

CIPS — El "SWIFT alternativo" de China

Uno de los pilares centrales es CIPS (Sistema de Pago Interbancario Transfronterizo), la red de liquidación y compensación de origen chino para transacciones en yuanes. En lugar de enrutar cada transacción denominada en dólares a través de EE. UU. o agentes corresponsales en sistemas centrados en dólares, CIPS ofrece un camino nativo de yuan.

Para mediados de 2025, el alcance ya es significativo:

Más de 1,683 participantes directos (bancos, instituciones financieras) están vinculados a CIPS, y a través de participantes indirectos, la red toca a más de 4,900 entidades legales en más de 180 países y regiones.

En términos de rendimiento acumulativo, CIPS ha procesado ¥675 billones (aprox. US$94 billones) en transacciones hasta mayo de 2025.

Su alcance está creciendo en Medio Oriente, África y Asia — regiones donde China ya ejerce una fuerte influencia comercial e infraestructura.

CIPS no es perfecto, pero está convirtiéndose rápidamente en una alternativa seria a los rieles tradicionales en dólares. Su expansión reduce la dependencia de los socios comerciales de China de los bancos de EE. UU., redes de corresponsalía en dólares o intermediarios de cambio de divisas.

Yuan digital y centros transfronterizos

Paralelo a CIPS, China está redoblando sus esfuerzos en su yuan digital (e-CNY o e-RMB). La moneda digital es emitida centralmente por el Banco Popular de China (PBOC), pero la verdadera ambición es el uso internacional.

En septiembre de 2025, China abrió un centro de yuan digital en Shanghái diseñado para anclar pagos transfronterizos, infraestructura blockchain, y la integración con redes financieras extranjeras.

China también está promoviendo pagos transfronterizos con códigos QR a través de UnionPay, expandiéndose en el Sudeste Asiático y mercados vecinos para reducir fricciones en compras internacionales a pequeña escala en yuanes.

El PBOC aumentó la proporción base para las transacciones comerciales denominadas en yuanes del 25% al 40%, empujando a los bancos a usar yuanes de manera más agresiva.

Seis bancos extranjeros (incluidos Standard Bank y First Abu Dhabi Bank) acordaron recientemente usar CIPS para liquidaciones basadas en yuan, marcando una mayor alineación institucional extranjera.

Estos no son programas piloto — son movimientos estructurales que crean vías para que el yuan fluya más libremente a través de las fronteras, con menos intermediarios y menos dependencia del sistema del dólar.

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Datos, impulso y la creciente huella

La ambición es importante — pero los datos revelan si el cambio es real. En los últimos años, el yuan ha mostrado progreso tangible en las finanzas transfronterizas.

Ganancias de liquidación transfronteriza

De enero a agosto de 2025, los pagos y recibos transfronterizos en yuanes se dispararon un 21.1% interanual, alcanzando ¥41.6 billones (≈ US$5.9 billones).

En ese período, la liquidación en yuanes en el comercio de bienes representó el 26.5% de todos los acuerdos de liquidación a través de las monedas.

A finales de 2024, la participación del yuan en los pagos globales alcanzó el 4.74% — el noveno mes consecutivo permaneciendo por encima del 4%.

En diciembre, el yuan fue la cuarta moneda más utilizada globalmente por valor de pago, capturando ~3.75% de participación.

En el último año, la participación del yuan en la liquidación del comercio global ha aumentado drásticamente; algunas fuentes chinas informan que alcanzó el 4.43% en la liquidación del comercio el año pasado (un aumento del ~34% interanual).

Si bien estas cifras pueden no amenazar la dominancia del dólar hoy, señalan un impulso ascendente constante. China está subiendo la escalera, paso a paso.

Denominación comercial y uso en acuerdos bilaterales

Algunos corredores comerciales — especialmente China-Rusia, China-Sudeste Asiático, o socios intra-Cinturón y Ruta — ahora a menudo liquidan transacciones en yuanes en lugar de dólares.

Las propias prácticas comerciales de China están cambiando: en ciertos años, casi el 28% del comercio de bienes de China se ha realizado en yuanes.

Las líneas de swap (acuerdos de swap de divisas entre bancos centrales) alcanzan niveles récord: el sistema de swap de divisas de China superó ¥4.3 billones.

Estos movimientos bilaterales e institucionales disminuyen la necesidad de un intermediario en dólares, erosionando una de las principales fortalezas del dólar: como la moneda de liquidación predeterminada.

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Por qué esto importa — Implicaciones profundas

Las consecuencias del cambio estratégico de China son estructurales. A continuación se presentan algunas de las implicaciones más significativas.

1. Erosión de la dominancia del dólar y disminución de la demanda

La primacía del dólar estadounidense no se debe solo a su tamaño — está integrada en la infraestructura del comercio global: petróleo valorado en dólares, instalaciones de financiamiento comercial denominadas en dólares, deudas y tenencias de reservas en dólares. Pero si China puede redirigir partes de ese flujo a través de rieles de yuan, la demanda de dólares (tanto como moneda de reserva como medio transaccional) podría debilitarse con el tiempo.

Además, a medida que las naciones descubren que pueden evitar convertir a dólares y eludir los sistemas de corresponsalía estadounidenses para ciertos intercambios, la rigidez del sistema del dólar pierde justificación.

2. Debilitamiento de sanciones y apalancamiento financiero

EE. UU. ejerce influencia financiera global sustancialmente a través de su control sobre los pagos en dólares, acceso a SWIFT, aplicación de sanciones y banca corresponsal. Si los grandes intercambios ya no transitan a través de los rieles del dólar o intermediarios basados en EE. UU., la efectividad de las sanciones y la exclusión financiera podría reducirse. Los países pueden encontrar nuevas formas de transaccionar que queden fuera de los controles tradicionales.

3. Esfera de influencia y constituyentes financieros

El impulso de China también es geopolítico: al integrar a los socios comerciales en los sistemas del yuan, China crea dependencias financieras. Las naciones en la periferia de las finanzas globales pueden llegar a depender de los rieles chinos, la sindicación, las instalaciones de moneda o los sistemas de liquidación — mejorando el poder blando y la influencia de China en la arquitectura monetaria global.

4. Volatilidad de la moneda, reservas y flujos de capital

A medida que China liberaliza los flujos de capital, fomenta el uso transfronterizo del yuan y profundiza la participación extranjera en sus mercados, el RMB estará más expuesto a la volatilidad del capital global, la especulación de divisas y los choques externos. Para los socios que mantienen liquidaciones en yuanes, la exposición al riesgo de divisas aumenta.

Mientras tanto, los bancos centrales pueden diversificar las tenencias de reservas lejos de los dólares hacia el RMB con el tiempo — aunque eso depende de la apertura financiera de China, su solvencia y la dinámica del estado de derecho.

5. Fricciones de transición y fragmentación

Una arquitectura monetaria paralela viene con fricción:

Desajustes de liquidez: Algunos corredores pueden tener liquidez en yuanes profunda, otros delgada. Surgen riesgos de arbitraje, swaps y desajustes de divisas.

Cargas de conversión: Las entidades con ingresos en yuanes pueden necesitar dólares para obligaciones internacionales (por ejemplo, servicio de deuda, importaciones) — creando requisitos de malabarismo.

Volatilidad del tipo de cambio: A medida que el yuan se utilice más libremente, las fuerzas del mercado influirán más en él; oscilaciones bruscas podrían introducir turbulencias.

Confianza y respaldo legal: Los participantes extranjeros — exportadores, bancos, aseguradoras — necesitan confianza en la ejecutabilidad, la finalización de liquidaciones, el recurso y la consistencia regulatoria.

Aun así, es probable que estas fricciones se naveguen con el tiempo a medida que se desarrollen la infraestructura, los derivados, las instituciones y las convenciones.

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Escenarios y caminos a seguir

Dada la gama de posibles trayectorias, es útil mapear posibles resultados, riesgos y puntos de inflexión.

Escenario A: Desplazamiento gradual (el caso base)

El yuan gana terreno constantemente en Asia, África y partes de América Latina.

Los corredores comerciales gradualmente trasladan más liquidación al RMB; las líneas de swap de China se expanden y la interoperabilidad de CIPS mejora.

La dominancia del dólar es desafiada pero no superada; emerge un ecosistema de moneda multipolar (USD, RMB, Euro, quizás otros).

El apalancamiento financiero de EE. UU. se erosiona marginalmente; el poder de las sanciones sigue siendo potente pero menos universal.

El yuan se vuelve más visible en las reservas de bancos centrales y carteras soberanas.

Escenario B: Aceleración rápida (punto de crisis geopolítica)

Una crisis geopolítica — sanciones, guerra, exclusión financiera — acelera la huida de los corredores del dólar estadounidense.

Los rieles de China se convierten rápidamente en un sistema de respaldo.

Algunas naciones trasladan agresivamente reservas, comercio y finanzas a moldes de yuan.

La dominancia del dólar sufre un declive más repentino; la reestructuración financiera se vuelve geopolítica en lugar de guiada por el mercado.

Escenario C: Estancamiento, resistencia y reacción

Los controles de capital, la incertidumbre regulatoria o el indicio de riesgos de incumplimiento ralentizan la adopción extranjera de los rieles del yuan.

La infraestructura denominada en dólares sigue profundamente arraigada y es costosa de desplazar.

En respuesta, EE. UU. redobla su diplomacia financiera, innovación, infraestructura del dólar digital o alianzas alternativas para defender su dominio en el corredor.

El yuan sigue siendo un actor regional o adjunto, no un sustituto global.

Qué camino se desarrolla realmente dependerá de tres ejes entrelazados:

1. Credibilidad financiera interna de China y disciplina — apertura, gestión de cuentas de capital, certeza legal, control de inflación.

2. Impulso de adopción y confianza de los socios — ya sea que los bancos extranjeros, exportadores, estados estén dispuestos a cambiar de rieles.

3. Respuesta de EE. UU. y contraestrategia global — defensa de la infraestructura del dólar, política de sanciones, diplomacia financiera.

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Qué observar — Indicadores y señales líderes

Para discernir si el cambio chino está ganando tracción tectónica, observe estas métricas:

Participación de la liquidación transfronteriza en yuanes (mensual/trimestral) a través de regiones y corredores.

Expansión de participantes de CIPS, volumen de transacciones y conectividad en nuevos mercados.

Volúmenes a través de corredores transfronterizos de yuan digital — centros como el centro de yuan digital de Shanghái.

Tenencias de RMB por parte de bancos centrales extranjeros — cambio en las asignaciones de reservas.

Expansiones de líneas de swap bilaterales y estadísticas de uso.

Cambios en la política que impulsan el uso del yuan — por ejemplo, ajustando mandatos de liquidación, cuotas, incentivos fiscales.

Eventos de salida de capital / volatilidad ligados al uso de RMB en entidades no chinas.

Nuevos acuerdos comerciales valorando en RMB (petróleo, materias primas, contratos de infraestructura).

Si estos se mueven fuertemente hacia arriba, la narrativa de "China cambió las reglas del juego" se acerca más a la realidad.

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Riesgos, desafíos y limitaciones estratégicas

Incluso con impulso, este no es un camino determinista. La ambición de China de remodelar las finanzas globales enfrenta restricciones internas y externas:

Riesgos de control de capital: La cuenta de capital actual de China está gestionada estrictamente. La liberalización demasiado rápida podría provocar fuga de capital, estrés en la moneda o ataques especulativos.

Percepción de riesgo crediticio y soberano: Las entidades extranjeras deben confiar en el entorno legal, regulatorio y crediticio de China. Las preguntas sobre transparencia, control estatal y discreción política pueden desanimar el entusiasmo.

Volatilidad del tipo de cambio: Un mayor uso internacional expone al RMB a las fuerzas del mercado; oscilaciones bruscas podrían disuadir la adopción.

Infraestructura del dólar arraigada: Cientos de años de infraestructura legal, institucional y financiera se han construido alrededor de los dólares — desplazar eso es costoso y lento.

Contramedidas tecnológicas y políticas de EE. UU.: Es poco probable que EE. UU. ceda silenciosamente; se espera inversión en rieles de dólar digital, alianzas, presión regulatoria, y dominio en redes alternativas.

Riesgo de fragmentación: A medida que varios sistemas de moneda proliferan, la fragmentación y las ineficiencias pueden ralentizar la adopción, el arbitraje puede aumentar los costos y los eslabones débiles pueden limitar la conectividad.

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En conclusión: Una revolución sutil en movimiento

El cambio de China es, sobre todo, una revolución estructural y de lenta combustión en el orden monetario — no un colapso repentino. No necesita destronar al dólar de la noche a la mañana. Lo que importa es construir rieles paralelos, capturar liquidaciones incrementales y ganar suficiente impulso para que la política, la dependencia del camino y los efectos de red comiencen a favorecer su sistema.

Si esto se convierte en una reorientación completa o un equilibrio multipolar dependerá de las tasas de adopción, la disciplina política y cómo respondan otras potencias globales. Pero por ahora, el mundo está presenciando un experimento en remonetización del comercio, reconstruyendo la gravedad financiera y redefiniendo la arquitectura implícita de cómo se mueve el valor a través de las fronteras.

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