Los EE. UU. están sentados sobre $37 billones en deuda y sigue creciendo cada día. La mayoría de la gente todavía cree que todo es dinero que se debe a China, pero la verdad es que la mayor parte se debe dentro del país — a bancos, la Reserva Federal, e incluso fondos de jubilación que pertenecen a ciudadanos comunes. El resto está en manos de países como Japón y China.
El verdadero problema no es solo la deuda en sí. Es el costo de mantenerla viva. Más de un billón de dólares cada año ahora se destina solo a pagos de intereses. Eso es más de lo que EE. UU. gasta en su ejército completo. Para cubrir la brecha, más dólares siguen siendo impresos, lo que solo debilita aún más la moneda.
Desde 1971, cuando el dólar perdió su vínculo con el oro, ha estado funcionando con confianza y crédito. Pero la confianza no puede durar para siempre cuando la base está construida sobre deuda. Incluso algunos analistas y gobiernos están comenzando a decir la parte silenciosa en voz alta — que Bitcoin y otros activos duros se están convirtiendo en redes de seguridad globales contra el declive del dólar.
Para los inversores, el mensaje es simple. La deuda en aumento significa confianza en caída. La inflación golpeará más fuerte a aquellos que mantienen su riqueza en efectivo. Bitcoin, oro y exposición a activos del mundo real podrían ser la diferencia entre sobrevivir a la próxima crisis o ser aplastado por ella.

