EL VERDADERO RIESGO ES QUEDARSE QUIETO
Recuerda cuando te decían que reducir el riesgo, cuando te miraban con escepticismo porque creías en algo que aún no se veía.
Te repetían que no tenía sentido invertir, que era demasiado peligroso, que no era para ti.
Hoy esas mismas miradas están detrás del cristal, mientras tú has construido competencia, visión y coraje.
Has aprendido a equivocarte, a levantarte, a creer en lo que los demás no han tenido la fuerza ni siquiera de intentar.
El verdadero riesgo no es invertir.
El verdadero riesgo es quedarse quieto.
Es depender de los demás, no tener nunca el control de tu propio destino, dejar que el miedo decida por ti.
No olvides quién te dijo que “dejases de lado”.
Deja que sus palabras se conviertan en combustible.
Úsalas para impulsarte aún más, para demostrar que la diferencia la hace quien se atreve, no quien espera.
Porque los resultados pertenecen a quien tuvo el coraje de comenzar cuando nadie creía en ello.
