Mientras miles de cubanos hacen cola para conseguir un pedazo de pan, mientras madres hierven agua con azúcar para que sus hijos crean que cenaron. Mientras el pueblo sobrevive sin luz, sin medicinas y sin futuro...

El nieto de Fidel Castro, Sandro Castro, organiza fiestas con DJ, whisky caro y autos Mercedes-Benz.

Sí, Sandro. El mismo que se graba manejando autos de lujo por La Habana, presumiendo que es "revolucionario",

pero que vive como un rey.

¿Eso es la revolución? ¿Eso es igualdad?

Este joven heredó no solo el apellido, sino también los privilegios que su abuelo prometió destruir.

Mientras el pueblo sigue "resistiendo", él vive en una mansión de zona exclusiva, se hospeda en haciendas para millonarios y se burla del hambre del pueblo.

En sus redes sociales aparece rodeado de fiestas privadas, botellas importadas, gasolina ilimitada

-cuando tú no puedes ni cargar tu celular por los apagones.

Todo mientras los medios del régimen repiten que "Cuba es pobre por culpa del bloqueo" y te piden que aguantes "un poquito más".

¿Qué bloqueo impide que los hijos y nietos de Fidel vivan así de bien?

Sandro no es el único. Los hijos de Fidel viven en mansiones, viajan en jets privados

y disfrutan lo que tú nunca tendrás, aunque trabajes toda tu vida.

Los Castro no son funcionarios. Son monarcas. Son la realeza del socialismo cubano.

Y lo peor... es que se ríen de ti.

En un video, Sandro dice que "ser revolucionario es tener buen gusto".

Eso. Para él, revolución es whisky caro y gasolina mientras el pueblo come arroz con aire.

Esto no es una crítica.

Es una verdad que duele.

Y una verdad que el régimen ha tratado de ocultar por años.

Pero las redes lo evidencian:

Los Castro no comparten tu hambre. Sólo tu silencio.

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