Scaramucci no es un evangelista cripto de la primera hora. Su entrada en la arena data de 2020, en una época en la que Ethereum reinaba sin verdadera competencia sobre los smart contracts. Sin embargo, su desinterés por $ETH no está teñido de rechazo, sino más bien de una mayor adhesión a otra historia: la de Solana. Él afirma entender un poco mejor la historia, un eufemismo que dice mucho sobre su convicción.
SkyBridge Capital, su vehículo de inversión, posee ahora «un balance de nueve cifras en bitcoin y Solana», y aproximadamente el 40 % de sus activos digitales están concentrados en algunas criptomonedas, incluyendo $SOL .
Por lo tanto, no es una simple apuesta especulativa, sino una asignación estratégica masiva que también incluye nombres como Avalanche y Polkadot. Estamos hablando de 300 millones de dólares en un fondo cripto diversificado pero claramente orientado hacia blockchains con alto potencial de adopción.
En cuanto a precios, el duelo sigue siendo incierto. En enero de 2025, la cripto Sol coqueteaba con los 293 dólares antes de caer a 145 $. Una caída del 23,2 % en pocos meses, comparable a la de Ethereum que perdió un 24,75 % en el mismo período. Pero donde la comparación se vuelve más intrigante es en el nivel de capitalización bursátil: Solana pesa 76 mil millones de dólares, muy por detrás de los 304 mil millones de Ethereum.
En otras palabras, si Solana realmente quiere destronar a Ethereum, debe casi cuadruplicar su valor actual. Una hazaña que no dependerá ni de un simple golpe de suerte ni de un entusiasmo pasajero. Requerirá avances estructurales: adopción por los desarrolladores, robustez de la red, innovaciones técnicas y, sobre todo, resiliencia contra fallos como los observados en el pasado (especialmente interrupciones de la red).
Una batalla de opiniones
Cabe señalar que la predicción de Scaramucci no es un consenso. Desde el lado institucional, el banco Standard Chartered, en una nota reciente, afirma que la cripto Sol tendrá un rendimiento inferior al ETH durante los próximos dos o tres años. Su análisis se basa en fundamentos sólidos: la profundidad del ecosistema Ethereum, sus avances en el ámbito de las L2 (Layer 2), y la solidez de sus smart contracts descentralizados.
Sin embargo, estos argumentos no parecen afectar a Scaramucci. Y aunque su pronóstico pueda parecer provocador, resuena con un sentimiento crecientemente compartido en la comunidad: Ethereum es lento, costoso, y su transición a proof-of-stake no ha resuelto (todavía) todos sus problemas. En contraste, Solana, con sus transacciones rápidas y económicas, atrae a desarrolladores de dApps, proyectos NFT y juegos Web3.
¿Podrá Solana realmente destronar a Ethereum? La historia está por escribirse. En 2025, mientras el viejo padre bitcoin avanza imperturbable frente a la inflación y las tormentas geopolíticas, sus herederos se agitan. ¿Y si uno de ellos, Solana, saliera del cajón de arena para sacudir el orden establecido?