Las caídas no me alegran, créanme. Al contrario, me duele por dentro. Pero los datos y análisis que tengo lamentablemente han estado dando señales claras en esta dirección durante mucho tiempo. Por eso, para que ustedes no se vean perjudicados, trato de advertirles lo más claramente posible y explicarles paso a paso las acciones que deben tomar. Mi petición es que escuchen mi voz. Porque ustedes no son mis rivales ni mis enemigos, son queridos para mí. Cada uno de ustedes es muy valioso para mí. Estoy trabajando para que no se vean afectados y no pierdan la oportunidad histórica, amigos. Si hay alguien que no ha escuchado mi voz, aún no es tarde. Por favor, tomen sus precauciones antes de que sea demasiado tarde.