🙉🙉Monos con navajas. Y con cohetes. Y con sistemas de defensa. Y con las plataformas que usamos para comunicarnos.
La ruptura Trump-Musk no es un berrinche entre millonarios. Es el aviso de en qué manos están las infraestructuras que deberían ser de todos.
Hasta ayer, Musk era el empresario estrella del "gran Estados Unidos", con contratos públicos para cohetes, satélites y defensa. Hoy, tras el cruce de amenazas, es el enemigo al que Trump quiere castigar cortándole el grifo federal. Y Musk responde: más amenazas, chantajes y la idea de fundar un nuevo partido de extrema derecha "de centro". En serio.
Cuando entregas lo público al capital privado, el capital privado pone su bota sobre lo público. Lo que estamos viendo no es una anécdota, es el ensayo general de un modelo político: países convertidos en cortijos, contratos a dedo, políticas dictadas desde Twitter o X.
Esto no es neoliberalismo. Es fascismo corporativo 3.0.
Esto es extrema derecha. Y será nuestro futuro si no lo paramos.