Una vez más, la mala praxis golpea la confianza en el ecosistema cripto. Un tribunal dominicano ha ordenado arresto domiciliario contra Bélgica Báez de la Rosa y José Horacio Vicioso, acusados de estafar a 113 personas a través de la empresa “Digital Kingdom”. El monto defraudado supera los 2 millones de dólares.
¿Qué ocurrió con Digital Kingdom?
Según el Ministerio Público, la pareja ofrecía inversiones “garantizadas” en criptomonedas, prometiendo altos rendimientos sin riesgo. Usaban supuestas operaciones con Bitcoin y altcoins para atraer víctimas, que terminaron perdiendo sus ahorros.
Cita de la fiscalía:
“Usaron el atractivo de las criptomonedas para montar una estructura piramidal que terminó en estafa masiva.”
Las víctimas entregaban sumas entre los 5,000 y 150,000 dólares, motivadas por presentaciones, promesas de retornos semanales y una apariencia de legalidad operativa.
El fallo judicial: arresto domiciliario como medida cautelar
Aunque la fiscalía solicitó prisión preventiva, el tribunal impuso arresto domiciliario, brazalete electrónico y prohibición de salida del país. Esto ha generado críticas en redes sociales y entre expertos del sector.
José Rafael Vargas, experto en ciberfraudes, señaló:
“Este tipo de casos empaña el avance del ecosistema cripto y debe ser sancionado con todo el rigor legal. No podemos permitir que estafadores sigan usando el nombre de las criptomonedas como fachada.”
Cripto sí, pero con educación y plataformas seguras
Este hecho deja claro que invertir en cripto requiere educación, análisis y plataformas de confianza. Iniciativas fraudulentas no deben empañar el trabajo transparente de exchanges regulados como Binance, que exige KYC y auditorías rigurosas.
Changpeng Zhao (CZ), fundador de Binance, ha enfatizado:
“Las criptomonedas no son el problema. El problema es la falta de educación financiera y los actores malintencionados que operan al margen de la ley.”
Reflexión para la comunidad
En el mundo cripto, si algo suena demasiado bueno para ser verdad, probablemente lo sea. El camino es claro: educación, regulación y autodefensa informativa.
¿Qué opinas sobre este caso?