Las delegaciones de Estados Unidos y China concluyeron este sábado el primero de dos días de negociaciones directas sobre los aranceles que se han impuesto mutuamente y que han desestabilizado las cadenas de suministros.
Las delegaciones, encabezada del lado estadounidense por el secretario del Tesoro, Scott Bessent, y el representante de Comercio, Jamieson Greer, y por el viceprimer ministro He Lifeng, del lado chino; se reunieron cerca de tres horas por la mañana y tras una pausa que hicieron para comer, por separado, volvieron a reunirse por la tarde.
A través de sus medios oficiales, el Gobierno chino señaló este sábado que al aceptar entrar en estas negociaciones demuestra su sentido de responsabilidad.
También ha reconocido que reforzar la comunicación entre las dos economías más poderosas del mundo será beneficioso para que cada cual entienda las preocupaciones de la otra y “evitar malas interpretaciones”.
No obstante, tras estos comentarios que muestran voluntad de apertura, China ha enfatizado que mantiene su oposición a la escalada arancelaria por parte de Estados Unidos y que “cualquier forma de intentar presionar o coaccionar a China simplemente no funcionará”.
Por su parte, la base de las negociaciones de la parte estadounidense la dictó en la víspera el propio presidente Donald Trump al afirmar que le parece que bajar a 80% los aranceles a China sería lo “apropiado”, aunque fuentes gubernamentales en Washington dejaron caer el porcentaje del 60% antes del viaje de su delegación a Ginebra.