Muchos están tirando piedras a $SOL últimamente porque es “la cuna de las memecoins estafa”.
¿Pero sabes qué? Solana no tiene la culpa.
Solana no escribe contratos. No lanza tokens. No hace marketing fraudulento.
Eso lo hacen los humanos, no la red.
Lo que Solana sí hace —y muy bien— es darte una infraestructura brutalmente eficiente:
Velocidad: transacciones confirmadas en segundos. Literal.
Comisiones ridículas: enviar dinero cuesta menos que un clic.
Escalabilidad real: no se congestiona como otras redes cuando hay hype.
Y gracias a eso, sí, cualquiera puede lanzar una memecoin en segundos. Pero también gracias a eso se están construyendo verdaderos monstruos tecnológicos: desde exchanges descentralizados, hasta juegos, wallets y plataformas que antes solo vivían en el mundo Web2.
El problema no es Solana.
El problema es qué decides hacer con ella.
En lugar de correr detrás del siguiente token con nombre de animal, ¿por qué no exploramos lo que realmente se puede construir aquí?
Porque si de verdad crees en la descentralización, la eficiencia y el futuro financiero sin intermediarios, Solana está varios pasos adelante.