Si la cocaína es tan mala, ¿por qué algunas partes de EE. UU. se han enriquecido con el dinero de las drogas?

Es una pregunta justa, y una que revela una profunda contradicción en el corazón de la llamada "Guerra contra las Drogas."

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1. Los bancos de EE. UU. han lavado miles de millones en dinero de drogas

Mientras luchan oficialmente contra el narcotráfico, las principales instituciones financieras en EE. UU. y Europa han facilitado el lavado de dinero de los cárteles.

Un ejemplo clave:

HSBC fue multado con casi 2 mil millones de dólares en 2012 por permitir que los cárteles en México y Colombia movieran fondos ilícitos libremente a través de sus sucursales en EE. UU.

Y no estaban solos.

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2. Las ganancias de las drogas fluyen hacia mercados legales

El dinero de las drogas a menudo se invierte en:

Bienes raíces de lujo en Miami, Nueva York y L.A.

Negocios fachada como restaurantes, casinos, incluso plataformas de criptomonedas.

Una vez lavados, estos fondos circulan en la economía como si fueran dinero legítimo.

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3. La guerra contra las drogas es un negocio en sí mismo

La prohibición alimenta un sistema de encarcelamiento masivo que afecta desproporcionadamente a las comunidades afroamericanas y latinas, alimentando:

Las ganancias de las prisiones privadas

Contratos masivos de seguridad y defensa

Industrias de vigilancia y control fronterizo

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4. Hipocresía política y poder global

Mientras EE. UU. financia operaciones antidrogas en América Latina, también enfrenta un consumo doméstico récord de opioides, fentanilo y cocaína.

Y mientras los pobres agricultores de coca en Colombia son criminalizados, las élites ricas e instituciones se benefician silenciosamente del caos.

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La amarga verdad

Sí, la cocaína destruye vidas, especialmente en los países productores.

Pero al mismo tiempo, partes del sistema financiero global (incluyendo en EE. UU.) se han fortalecido gracias a esa misma destrucción.

Quizás es hora de ir más allá de las narrativas simplistas y considerar la legalización y regulación no solo como un asunto de salud, sino como un tema de justicia global y transparencia económica.