Bitcoin una vez más ocupa el centro de atención. Hunter Horsley, CEO de Bitwise, lleva la audacia a su máxima expresión. Imagina una capitalización bursátil de Bitcoin capaz de competir no solo con el oro digital, sino también con el dólar y los bonos del Tesoro estadounidense. Por lo tanto, menciona un potencial de 50 billones de dólares. Entonces, ¿realmente se puede contemplar una metamorfosis de tal magnitud?
EN RESUMEN:
Hunter Horsley, CEO de Bitwise, proyecta un bitcoin de 50 billones de dólares, rivalizando con el dólar y los bonos del Tesoro.
Bitcoin evoluciona como un activo macroeconómico, sincronizado con los flujos de liquidez global.
Su adopción institucional se acelera, iniciando una gran revolución monetaria.
UNA PROYECCIÓN QUE DESAFÍA LA COMPRENSIÓN.
Horsley no habla en números redondos. Apunta a un cambio global. Si el bitcoin reemplaza al USD como referencia de reserva, su capitalización podría alcanzar los 50 billones de dólares. Por lo tanto, la simple comparación con el oro, que limita su potencial a alrededor de 23 billones, parece reduccionista.
Además, esta previsión se basa en una visión estratégica. Bitwise, bajo la dirección de Horsley, gestiona el ETF BITB. Este fondo posee más de 39,000 BTC. Actualmente, eso representa cerca de 3.7 mil millones de dólares en activos. Esta cifra demuestra una confianza tangible y no simplemente un golpe de comunicación.
Finalmente, la comparación se extiende a los mercados tradicionales. Los bonos del Tesoro estadounidense y el dólar constituyen un universo financiero de cerca de 50 billones de dólares. Horsley sugiere que bitcoin podría incorporarse en ese espacio. En otras palabras, la criptomoneda se convertiría en un actor fundamental de la economía mundial.
BITCOIN DESDE UNA PERSPECTIVA MACROECONÓMICA.
Luego, hay que superar el prisma habitual de los halvings. Los ciclos alcistas ya no son suficientes para explicar los movimientos de bitcoin. Ahora, la criptomoneda funciona como un activo macroeconómico. Reacciona a los flujos de liquidez mundial.
De hecho, su precio se sincroniza con las variaciones de la masa monetaria M2. Cuando los bancos centrales inyectan capital, bitcoin tiende a seguir la misma trayectoria. Así, deja de ser un simple objeto especulativo. Se convierte en un barómetro global de la liquidez financiera.
Por lo tanto, la incorporación progresiva de bitcoin por parte de las instituciones se confirma. Los gestores de fondos se interesan en sus correlaciones con los mercados tradicionales. En consecuencia, la criptomoneda gana legitimidad. Se establece como un puente entre dos universos financieros.
En resumen, la visión de Hunter Horsley invita a repensar bitcoin. Lejos de limitarse al papel de «oro digital», podría imponerse como una alternativa creíble a los principales instrumentos monetarios. Así, la meta de 50 billones ya no parece inalcanzable. Al contrario, representa una revolución monetaria ya en marcha, tanto que incluso Adam Back, quien solo contemplaba un millón, parece pesimista.