
En un cambio drástico, los bancos más grandes de Wall Street se han deshecho con éxito de casi toda la deuda de 12.500 millones de dólares que financió la adquisición de Twitter en 2022 por parte de Elon Musk, ahora rebautizada como X. Liderados por Morgan Stanley, un consorcio de siete importantes instituciones financieras (entre ellas Bank of America, Barclays y MUFG) lograron vender préstamos por valor de 4.740 millones de dólares el jueves, superando su objetivo inicial de 3.000 millones de dólares debido a la abrumadora demanda de los inversores, que superaron los 12.000 millones de dólares en pedidos, según un informe del Financial Times.
Durante más de dos años, estos bancos lucharon por encontrar compradores para la deuda, considerada inicialmente como una carga de alto riesgo. Sin embargo, la creciente influencia de Musk en Washington y la integración estratégica de su startup de inteligencia artificial, xAI, en X, han impulsado significativamente la confianza de los inversores. Hoy en día, los bancos tienen poco más de mil millones de dólares en préstamos restantes, una pequeña fracción de lo que antes tenían.
📈 De “tóxico” a tesoro: ¿qué cambió?
El repentino interés del mercado por la deuda de X se atribuye en gran medida al regreso de Donald Trump a la Casa Blanca y a su apoyo público a Musk, nombrándolo recientemente "First Buddy" en una conferencia de prensa oficial, según informó Cryptopolitan. Anteriormente considerada un pasivo financiero, la deuda de X ahora se considera un activo premium, y algunos préstamos ya cotizan a 101-102 centavos por dólar en los mercados secundarios.
Morgan Stanley inició la primera gran venta en enero de 2025, transfiriendo 1.000 millones de dólares a Diameter Capital Partners. Para febrero, otros 5.500 millones de dólares se transfirieron a 97 centavos por dólar, lo que indica un cambio de opinión. Pero el verdadero punto de inflexión fue la fusión estratégica de xAI con X por parte de Musk, que impulsó significativamente la valoración de la plataforma y proporcionó una capa adicional de seguridad financiera.
Con la venta del jueves, los bancos lograron asegurar el valor total de la deuda restante, sin necesidad de descuentos. El último obstáculo sigue siendo un tramo de 1.000 millones de dólares en préstamos sin garantía, la parte más arriesgada del paquete, que conlleva tasas de interés más altas, pero coloca a los prestamistas al final de la fila para el reembolso en caso de dificultades financieras. Los analistas sugieren dos posibles resultados: una venta directa o un acuerdo de refinanciación con nuevas acciones preferentes. En cualquier caso, la demanda de los inversores está en alza y los bancos están en una sólida posición para capitalizar.
Las acciones de Tesla sufren un golpe mientras el enfoque de Musk se divide
Si bien la participación de Musk en Washington y la expansión de su imperio han alimentado el optimismo por X, los inversores de Tesla se muestran menos entusiastas. Las acciones del gigante de los vehículos eléctricos se desplomaron un 6% el martes, hasta los 328,50 dólares, tras una racha de cinco días de pérdidas que borró más de 200.000 millones de dólares de capitalización bursátil.
Según analistas de JPMorgan, un factor clave en el declive es la empresa china BYD, que recientemente anunció una alianza con DeepSeek para desarrollar tecnología de vehículos autónomos de próxima generación. Su ambicioso plan de introducir funciones de conducción autónoma en 21 nuevos modelos supone un desafío directo para el sistema de conducción autónoma total (FSD) de Tesla, que aún requiere la supervisión del conductor.
La competencia en el sector de los robotaxi se intensifica, con Waymo, BYD y Tesla compitiendo por el dominio. Si bien Morgan Stanley mantiene un precio objetivo alcista de 430 dólares para Tesla, los analistas advierten que la presión sobre los márgenes derivada de la creciente competencia podría plantear desafíos a largo plazo.
Para agravar las preocupaciones, el creciente papel político de Musk está limitando su enfoque. Además de liderar Tesla, SpaceX, X y xAI, Musk ahora participa activamente en Washington, donde Trump lo ha designado para supervisar el Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE), una iniciativa recién creada que busca reducir el gasto federal, las regulaciones e incluso la eliminación de agencias gubernamentales.
Mientras Musk hace malabarismos con múltiples emprendimientos de alto riesgo, los inversores lo observan de cerca: ¿logrará equilibrar la innovación con el liderazgo o las distracciones crearán turbulencias para su imperio empresarial?
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