• La campaña de Trump tiene un plan de contingencia para enfrentarse a Harris

  • Harris u otros demócratas privan a Trump del argumento de la edad

Donald Trump, recién salido de una convención en la que la confianza del Partido Republicano en él era palpable, ahora debe lidiar con una dura realidad: la carrera de 2024 se ha vuelto dramáticamente más complicada de navegar con la decisión del presidente Joe Biden de retirarse.

Los asesores de Trump no se sorprendieron por la salida del domingo, y su campaña había estado desarrollando planes de contingencia para enfrentar a la vicepresidenta Kamala Harris desde que una desastrosa actuación de Biden en un debate a finales de junio provocó llamados para que el presidente abandonara su campaña de reelección.

Sin embargo, esos planes deben abordar algunos desafíos nuevos. Durante meses, Trump, de 78 años, ha atacado a Biden, de 81, por ser demasiado viejo para cumplir efectivamente otro mandato. Pero Harris, de 59 años (a quien Biden ha respaldado) o prácticamente cualquier otro demócrata que podría terminar en la cima de la fórmula privaría a Trump del argumento, e incluso podría ser capaz de darle la vuelta a la situación.

La campaña también corre el riesgo de perder fuerza en algunos sectores clave, incluidos los jóvenes y los votantes de color, donde había logrado ganar terreno entre algunos que ahora podrían ser receptivos a Harris u otro demócrata. Una de las estrategias que los aliados de Trump planean emplear contra Harris —presentarla como menos agradable a nivel personal— conlleva un riesgo particular de alienar a las mujeres suburbanas y a los votantes negros.

Y si bien Trump ha dejado en ridículo a sus rivales en el pasado con insultos cortantes y apodos denigrantes, sus ataques a las candidatas a veces han virado hacia un terreno sexista o racista que amenaza con desanimar a algunos votantes. Se ha referido a la senadora demócrata Elizabeth Warren como “Pocahontas” y ha llamado “cabeza de chorlito” a su rival republicana en las primarias, Nikki Haley.

Un anuncio de 2019 de la campaña presidencial anterior de Harris se disparó por las redes sociales durante el fin de semana, ofreciendo un adelanto de cómo podría poner a Trump a la defensiva: el anuncio apodó a Harris "la anti-Trump", contrastando su experiencia como fiscal con las afirmaciones de que Trump es "propiedad de los grandes bancos".

Enfoque en la inmigración

Los aliados y asesores de Trump han restado importancia a Harris, considerándola una candidata más débil que Biden, que es peor en las interacciones uno a uno con los votantes comunes.

La campaña cree que puede derrotar a Harris si resalta su papel protagónico en la lucha contra la política migratoria en el gobierno de Biden. El codirector de campaña de Trump, Chris LaCivita, ha llamado a Harris la “zar de la frontera” y ha dicho que le encantaría usar ese mensaje en su contra. Esa descripción de ella se utilizó repetidamente en la Convención Nacional Republicana, lo que da a entender que el partido la considera un ataque potente.

El propio Trump se había preparado para competir contra Harris. Expuso sus ideas sobre la candidatura de Harris en una entrevista con Bloomberg el 9 de julio, apenas unos días antes de que un hombre armado intentara asesinarlo en un mitin en Pensilvania.

“No creo que haya mucha diferencia”, dijo por teléfono. “Veo el mismo nivel básico de competencia y no creo que haya mucha diferencia. La definiría de una manera muy similar a como defino a Biden”.

Varias encuestas realizadas desde el debate muestran que Harris va detrás de Trump, tanto a nivel nacional como en estados clave. Sin embargo, algunos estrategas políticos no creen que eso sea un indicador de cómo se desarrollarán las cosas si ella es designada oficialmente como candidata demócrata. La convención del partido está programada para comenzar el 19 de agosto en Chicago.

David Axelrod, ex asesor de la Casa Blanca durante la gestión de Obama, dijo el domingo que “las elecciones cambiaron de manera drástica” cuando Biden decidió retirarse. Trump es “un candidato vulnerable y puede ser derrotado”, dijo Axelrod en CNN.

Poco tiempo

Después del desastroso debate de Biden, los funcionarios de Trump argumentaron primero que el actual candidato había ganado casi todos los delegados demócratas durante las primarias y que legalmente era demasiado tarde para transferirlos a otro candidato.

Ese argumento evolucionó durante la semana en la Convención Nacional Republicana. El jueves, altos funcionarios como LaCivita sugirieron públicamente que si Biden era demasiado débil para postularse a la reelección, entonces no debería completar el resto de su mandato en la Casa Blanca.

Ahora que Biden ha tomado la decisión, la atención se centra en gran medida en averiguar cuál es la mejor manera de enfrentarse a su sustituto. Si bien el plan de juego está definido para Harris, el plan para otro demócrata potencial es mucho más turbio, dijeron dos personas familiarizadas con los planes de la campaña.

Dos asesores de Trump dicen que la candidata presidencial más difícil de vencer sería Michelle Obama, pero no hay indicios de que ella quiera presentarse como candidata y la ex primera dama ha rechazado cualquier mención de una carrera política en el pasado.

El candidato a vicepresidente de los demócratas también es ahora un impredecible candidato, lo que complica la preparación del debate para J. D. Vance, el senador de Ohio que acaba de ser elegido compañero de fórmula de Donald Trump.

Y tiene el potencial de alterar las posibilidades de la fórmula en estados clave en disputa. El gobernador de Pensilvania, Josh Shapiro, un nombre mencionado a menudo como posible compañero de fórmula de Harris, complicaría ese estado para el republicano, dice un asesor de Trump, pero no lo dejaría fuera de su alcance. Shapiro se apresuró a respaldar a Harris después de que Biden se retirara.

Los aliados y asesores de Trump piensan en privado que la carrera que están afrontando los demócratas favorece al Partido Republicano. Los demócratas tienen muy poco tiempo para unirse en torno a un candidato y recaudar fondos antes de que comience la votación anticipada en algunos estados.

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