Según TechFlow, el 8 de junio, el Washington Post informó que, tras una discusión entre Trump y Musk, NASA y el Pentágono pidieron a los competidores de Space X que aceleraran el desarrollo de cohetes y naves espaciales alternativas.

Se informa que funcionarios del gobierno se comunicaron con Rocket Lab, Stoke Space y Blue Origin para conocer el estado de sus cohetes y el cronograma para las misiones gubernamentales. Musk había indicado que podría detener los vuelos de la nave Dragon, pero luego abandonó la amenaza, aunque esto generó preocupaciones en NASA y el Pentágono sobre la seguridad de los astronautas y los satélites.