En el final del anterior ciclo alcista, mi cuenta tenía alrededor de 800,000. Una noche, vi una buena noticia y pensé que se venía un gran aumento, así que decidí apostar todo a largo. Pero el mercado se desplomó, y en el momento en que apareció la alerta de liquidación, me quedé atónito.
En las semanas siguientes, intenté recuperar mis pérdidas de forma frenética, cuanto más intentaba, más perdía, y mi cuenta se redujo a cero en menos de un mes. En ese momento entendí que depender de la pasión no lleva a ningún lado.
Cada día observaba las velas, pensando que esta vez podía recuperar lo perdido, pero un retroceso me sacó del mercado, y mi cuenta seguía disminuyendo, junto con mi confianza.
De perder toda mi cuenta a dudar de mi vida, solía pensar que solo tenía mala suerte, hasta que entendí: el mundo de las criptomonedas no es cuestión de esfuerzo, sino de seguir el ritmo.
El verdadero punto de inflexión fue cuando comencé a hacer una cosa: renunciar a las predicciones y concentrarme en el ritmo.
Ya no persigo el mercado, ni adivino los picos y valles. Diseñé un sistema que llamo “estrategia de rodillo estructural”. No necesito observar el mercado, no dependo de la suerte, todo se basa en el control del ritmo y la ejecución del plan.
Este método es muy “torpe”:
no apuesto a una sola dirección, no hago operaciones sin señal, no soy codicioso. Pero gracias a ello, realizo operaciones estables de 2 a 3 veces al día, con ganancias promedio de 2100 a 4500U, no es por suerte, es por “trading eficiente”.
Las pocas personas que he guiado, aunque no empezaron desde un nivel alto, han logrado resultados; uno pasó de 1500U a 22,000 en menos de 20 días; un trabajador de oficina solo opera 3 horas por la noche, y en medio mes su ganancia neta también fue de 12000U.
Finalmente comprendí una cosa: los pequeños inversores no es que no sepan operar, sino que están demasiado ansiosos, ansiosos por duplicar, ansiosos por recuperar pérdidas, ansiosos por demostrar su valía, y como resultado, cuanto más ansiosos están, más desordenados se vuelven, y pierden más rápido.
Así que solo hago cuatro cosas:
esperar a que el mercado entre en la zona de ritmo, no apresurarse ni perseguir;
planificar la división del capital, controlar el riesgo;
tener un plan de salida, y detener pérdidas rápidamente;
seguir estrictamente, no dejarse llevar por las emociones.
Suena simple, pero realmente pocos pueden mantenerse en ello. Al final, en el mundo de las criptomonedas no tememos a quienes no saben operar, sino a quienes no pueden controlarse a sí mismos.
Si mientras operas tu corazón late más rápido, deseas recuperarte o arriesgarte, ya has perdido. No sigas pensando en enriquecerte con la próxima operación, quienes realmente logran salir adelante han hecho una cosa: mantener la calma y elegir el ritmo correcto.
Si todavía estás cortando pérdidas frecuentemente y operando por emociones, significa que no te falta técnica, te falta dirección.
El mercado no tiene compasión, es hora de cambiar de estrategia.
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