Según informes de Jinshi Data, la tasa de inflación de los consumidores subyacente en Japón alcanzó el 3.5% en abril, la tasa de crecimiento anual más rápida en más de dos años. El banco central enfrenta el dilema de equilibrar la inflación de alimentos y la resistencia al crecimiento provocada por los aranceles de Trump.
El IPC subyacente incluye productos petroleros, pero excluye los precios de los alimentos frescos, alcanzando un 4.2% por primera vez desde enero de 2023. Este índice ha estado por encima del objetivo del 2% del banco central durante más de tres años.
Otro índice que no considera los precios de los combustibles y los alimentos frescos aumentó un 3.0% interanual en abril, un índice que está bajo el estrecho control del Banco de Japón, ya que mide mejor la presión sobre los precios impulsada por la demanda.