#TrumpTariffs
Los aranceles impuestos por Donald Trump durante su presidencia (2017-2021) generaron múltiples problemas económicos y políticos. Principalmente dirigidos a China, pero también a la UE, México y Canadá, buscaban proteger la industria estadounidense, pero tuvieron efectos controvertidos.
Uno de los mayores impactos fue el aumento de costos para empresas y consumidores. Al encarecer productos importados, como acero, electrónicos y electrodomésticos, muchas compañías trasladaron el costo a los precios finales, afectando el poder adquisitivo. Sectores como el automotriz y la construcción enfrentaron mayores gastos en materiales.
China respondió con aranceles retaliatorios, perjudicando exportaciones estadounidenses, especialmente agrícolas. Productores de soja, maíz y carne porcina perdieron mercados clave, requiriendo subsidios gubernamentales para compensar.
Las tensiones comerciales desestabilizaron cadenas de suministro globales, llevando a empresas a reubicar producción, aumentando incertidumbre. Además, se debilitaron relaciones con aliados tradicionales, como la UE y México, que vieron las medidas como un proteccionismo agresivo.
Aunque algunos sectores industriales se beneficiaron temporalmente, estudios indican que los aranceles no revirtieron el declive manufacturero a largo plazo. Finalmente, el conflicto comercial con China continuó bajo Biden, demostrando que el problema era más complejo que solo aranceles. En resumen, estas políticas generaron más fricciones que soluciones duraderas.