Una mina de Bitcoin en Mongolia Interior vio colapsar sus ganancias este invierno. Durante días, nadie pudo averiguar por qué, hasta que se fueron bajo tierra. Allí, se encontraron cientos de gatos callejeros acurrucados sobre las GPU, usándolas como calefacción. Cada gato había reclamado su propia “cama”, valorada en millones de dólares en poder de minería. El dueño, descrito como amante de los gatos, respondió comprando más de 200 alfombrillas calefactoras y configurando una habitación cálida separada para los gatos, después de lo cual los equipos de minería volvieron a la normalidad.